Es estupendo salir a dar un paseo con la familia entre las arboledas frutales!
Ahora estamos en tiempo de cosecha o recolección delos frutos. Por ese motivo la población aumenta considerablemente en la zona. El motivo no es, como pasa en ciudades y pueblos del litoral, cuyo aumento de población se debe a la masificación turística de gentes ansiosas de tostarse al sol y pasar los días de vacaciones en el más completo ocio, descansando de los ajetreos del resto del año. No.
Como decía, en el tiempo de cosecha, al caer la tarde en nuestros pueblos, las calles están desacostumbradamente bulliciosas. Nos inundan los colores variados y los sonidos de los idiomas de las gentes venidas de lejos. Pero la diferencia está en que éstas están aquí para ganarse un dinerito con el que mantener a su familia el resto del año, por lo cual se puede ver la felicidad en sus rostros.
Y también muchos de los que viven habitualmente en estas tierras se benefician de poder trabajar aunque sea los tres meses de verano.
Pues pensando en el privilegio de esta abundancia frutícola, abrí mi nevera y la encontré con unos cuantos kilos de Nectarinas que una amiga muy querida me ha regalado.
Elevé una oración de agradecimiento a Dios.
¿Qué puedo hacer con tanta fruta antes de que se estropee?
¡Mermelada!
¿De Nectarina?
¡Hagamos la prueba!
¡Y aquí está!
He utilizado el mismo sistema que usé para elaborar la Mermelada de Mora
Me preguntáis qué porcentaje de azúcar es el más adecuado.
Eso va a gusto del consumidor. Se puede utilizar desde el 50% hasta el 100%, depende si os gusta más o menos dulce.
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